Alfonso Ratisbona como se le conoce en español, era un judío francés culto y refinado, no creyente, que despreciaba la Iglesia Católica. El destino hizo que le propusieran algo indignante para él. ¿Quieres saber qué le propusieron? ¿Y qué sucedió después?
La Historia de Alfonso Ratisbona
Alphonse Ratisbonne tenía 27 años, era abogado y banquero, y estaba comprometido en matrimonio. Tenía rencor contra la Iglesia católica desde que su hermano mayor se convirtiera al catolicismo por lo que tenía gran desprecio hacia ella y hacia su hermano.
Estando en Roma en enero de 1842 coincidió con un amigo de su hermano mayor, el Barón Teodoro de Bussiers, un señor francés que había abandonado el protestantismo para convertirse a la fe católica, suficiente para causarle a Ratisbonne cierta antipatía.
Alphonse Ratisbonne y la Medalla Milagrosa
LA PROPUESTA INDIGNANTE DEL BARÓN
El Barón propuso a Ratisbonne un reto, que llevara un objeto que le quería regalar, una medalla de la Santísima Virgen, ofreciendole así una Medalla Milagrosa, hecho que provocó indignación a Ratisbonne.
Sin embargo, el Barón insistió diciéndole que según el modo de pensar de Alphonse, le debería ser indiferente llevarla puesta, pues no significaría nada, mientras que a él, lo complacería mucho que llevara consigo su obsequio.
Al final Ratisbonne la aceptó y se la puso, excusándose de que sería como una anécdota pintoresca de su viaje a Roma.
Bussiers no había terminado, le propuso, para completar el reto, que rezara la oración «Acordaos», a lo que Ratisbonne no accedió de ninguna manera. Entonces el audaz Barón le pidió que al menos Ratisbonne le hiciese una copia escrita de la oración para quedársela como recuerdo, a lo que éste accedió por no discutir más.
LA CONVERSIÓN DE ALFONSO RATISBONA
El 20 de enero de 1842, ambos fueron a la iglesia de San Andrés (iglesia de Sant’ Andrea delle Fratte), donde el Barón Bussiers tenía que ir a la sacristía para arreglar unos asuntos mientras Ratisbonne le esperaría en el interior del templo.
Cuando Bussiers regresó a por Ratisbonne, lo encontró arrodillado frente al altar de San Miguel orando. Con el rostro en lágrimas Ratisbonne besaba sin parar la Medalla que llevaba al cuello y reaccionó exclamando: «¡Yo la vi, la ví!»
Así relató Ratisbonne lo sucedido: «Al poco tiempo de estar en el interior de la iglesia, una gran emoción se apoderó de mí. Miré hacia arriba y todo el edificio había desaparecido, únicamente quedaba una capilla donde la luz se había concentrado. Entre los rayos de luz, de pie, apareció parada la Virgen María, llena de luz, majestuosa y en total esplendor, como aparece en la Medalla Milagrosa. Una fuerza irresistible me acercó hacia ella. La Virgen me indicó que me arrodillara, y sin que me dijera ninguna palabra, comprendí todo. De sus manos brotaba una luz dirigida hacia mí, que me llenó de perdón y de misericordia».
Marie-Alphonse Ratisbonne
El cardenal Patrizi celebró el bautismo de Ratisbonne y en ese mismo día recibió la primera comunión y la confirmación. En su bautizo añadió a su nombre el de Marie (Maria) en señal de agradecimiento a la Santísima Virgen, quedando como Alfonso María Ratisbona.
Los últimos años de la Biografía de Alfonso Ratisbona
La boda con su prometida nunca tuvo lugar, al rechazar ésta su conversión a la fe católica. En 1848 se hizo sacerdote jesuita y pocos años más tarde comenzó a trabajar con su hermano mayor en la labor misionera destinada al pueblo judío y donde fundó la «Congregación Nuestra Señora de Sión».
Sus últimos días los pasó en Ein Karem, donde se encuentra sepultado. Murió en 1884, tras una vida llena de bendiciones y muchas obras de santidad.